Según el reglamento de La Feria del Libro de Madrid se excluye de participar en la misma a “Los libreros, editores, distribuidores … que se dediquen principalmente a la venta, edición y distribución, respectivamente, de libros electrónicos o de libros que se publiquen por Internet o mediante cualquier otro soporte distinto de la tradicional edición impresa.” (ver Artículo 6 punto 1iv de dicho pdf). Y, sinceramente, no lo entiendo. Esto empieza a recordarme a lo que pasó con la música, después con el cine y ahora está pasando con la prensa. En lugar de aplicarse eso de “si no puedes con tu enemigo, únete a él” se hace lo contrario.
Es un grave error ESTRATÉGICO. No se puede nadar contracorriente y mucho menos cuando la corriente viene de la tecnología y está modificando los hábitos de consumo. Ya sabemos que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pero no 3 ó 4. Parece que no aprendemos de lo que ocurrió en otros sectores, y en este caso muy afines, y alguien trata de tapar a los que traen innovación. Además, es absurdo teniendo en cuenta que esa innovación es perfectamente adoptable por los actuales actores del sector. Sí, es verdad que en la cadena de valor es posible que alguno caiga si no se reconvierte a tiempo. Pero lo peor que puede pasar es que caiga toda la cadena y se lleve el gato al agua alguien de fuera del sector, como ya ocurrió en el sector de la música con iTunes.
El error ESTRATÉGICO grave es pensar que las cosas no cambiarán, que el hábito de la lectura va unido al olor del papel. No funciona en todos los casos. Y es cierto que nadie sabe exactamente el alcance y el impacto del cambio. Yo tampoco lo sé, por supuesto. Quizás cambiará en 2, 3 ó 5 años, pero hay una cosa que seguro que cambiará: el modo de consumir libros. Y lo razonable sería prepararse y tratar de buscar de qué modo pueden editores, distribuidores y libreros, principalmente, capitalizar todo lo que han aprendido y ofrecer otros servicios o más servicios.
En la sociedad de la tecnología y la información no todo el mundo seguirá comprando libros en papel. No todos los escritores tendrán que pasar por los canales actuales para llegar al lector. Pero todo el mundo seguirá leyendo e informándose. Y muchos en la red. Solo hace falta adaptarse y saber cubrir las “nuevas” necesidades de los usuarios.
