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Regular o adaptar, esa es la cuestión digital

Digitalizar es mejor que regular

Hace unos días nos enteramos que el Primavera Sound rompía con Airbnb por la presión social. Más bien, supongo, presión social y de los lobbies. Y solo hace un par de días muchos nos hemos enterado de que existen unas mujeres que ejercen de Doulas. Una cosa tiene relación con la otra porque ambas no se entienden sin Internet en general y todo este fenómeno llamado web 2.0 en particular.

Y otra cosa que tienen en común es que los “afectados”, o sea, los que más tienen que perder desde un punto de vista de negocio, ya han clamado por la falta de regulación del nuevo mercado que se está creando.

Sin entrar en detalles de mercado, lo que queda claro es que no se puede seguir negando que Internet es como un tsunami que cambia por completo los sectores por los que pasa y que ningún sector está a salvo. Hoy nos podrá parecer imposible comercializar según que productos y servicios por la red pero en unos años no habrá sector ni mercado que no tenga un grado alto de digitalización en su proceso de venta, de comunicación o de gestión. Y en un entorno como el de Internet los modelos de relación entre vendedores y compradores pueden ser muchos. ¿Como vamos a regularlos todos? Y al ritmo que va normalmente el legislador, aún peor.

Podemos estar de acuerdo que hay sectores, productos o formas de venta que puedan necesitar de cierto grado de “regulación” o de normas pero no por ello se puede detener ni esta ola ni cualquier avance social, tecnológico o económico. Y en este caso todo va demasiado rápido, es demasiado sencillo y accesible y da mucho espacio a la innovación como para pretender que a cada paso estemos analizando su encaje en la economía que hemos conocido hasta hoy. No es realista y no es controlable sin cruzar la fina linea del control no deseable.

Si es difícil de parar y no llegamos a tiempo de regular parecería que la única solución pasa por la adaptación digital. Y como en todas las adaptaciones anteriores no será fácil, especialmente para aquellas empresas que tienen estructuras y funcionan con unos drivers de mercado que poco han cambiado en los últimos 50 años. Y el cambio que vivimos ahora no es de soporte, ni de una mejora productiva ni de un exceso de mano de obra, sino que hablamos de un cambio que afecta a la forma en la que la gente consume y se informa y a la forma en la que vendemos empezando por la desaparición de fronteras.

Tampoco el adaptarse, que para simplificar sería digitalizarse de algún modo, garantiza el éxito. Lamentablemente no podemos extrapolar a impacto en ventas y consumo lo que leemos y se dice sobre la digitalización. En este sentido un poco de burbuja sí hay. El mercado digital, en volumen de negocio, sigue siendo bajo y estamos en un punto donde la demanda física que se ha perdido no se ha visto cubierta del todo por la demanda digital ya sea por falta de poder adquisitivo del consumidor o porque los precios que se mueven en Internet son sensiblemente más bajos debido, en buena parte, a un aumento significativo de la oferta y de la competencia. Y lo peor es que no sabemos cuanto tiempo durará esta transición.

Pero en cualquier caso darle la espalda a lo que ocurre, negarlo, pensar que no va con mi modelo de negocio, consumidor o producto/servicio y no adaptarse es la mejor manera de llegar tarde y, muy probablemente, desaparecer en el medio plazo. Mi consejo es que empieces a digitalizarte cuanto antes, poco a poco, practiques el prueba-error,  pidas consejo y asesoramiento en el tránsito y vayas adaptando tu negocio al entorno digital.

¡Que tengáis una buena media semana!

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