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SOPA: cuando una ley no sirve para nada

Escribía hace un par de semanas sobre las consecuencias que podrían tener la implantación de leyes como la SOPA, que supuestamente nacía para luchar contra la piratería de contenidos. Y, de repente, vino el cierre de Megaupload. Vale, sí, sus gestores eran unos caraduras. Se beneficiaban del trabajo de otros para ganar una buena puesta. Es más, para ello alentaban a la gente a cometer delitos. Pero no es menos cierto que algunas personas utilizan los bancos para blanquear dinero y aún no han cerrado ningún banco por tal motivo. Es más, me gustaría saber cuántos bancos y banqueros son conscientes de que eso ocurre en sus oficinas, cuantos saben los clientes que lo hacen y cuantos hasta saben operaciones concretas.

Simplificándolo mucho, Megaupload era solo el vehículo, como el banco del ejemplo anterior. Los que intercambiaban archivos eran las personas, los usuarios. Y cabe preguntarse si ese cierre va a hacer que dejen de compartir archivos (ni caso a los datos que los “medios oficiales” se dedicaron a propagar por ahí al lunes siguiente). No, no lo va a conseguir. Eso significa que mientras haya gente dispuesta a compartir contenido o gente que no vea un problema en ello tal práctica no parará y mañana se abrirá otro servicio similar (de hecho hay muchos servicios, menos ruidosos, para subir y compartir archivos). Así que esto nos lleva a constatar que la medida no es eficaz porque no vas a la raíz del problema: “el usuario”.

Llegados a este punto solo quedan dos opciones: o cambiamos a los usuarios o cambiamos la ley de Propiedad Intelectual.

Podemos tratar de educar a la gente en que hay una ley que dice que debes pasar por caja para disfrutar de una creación (a ver cómo le explicamos eso a un nativo digital) pero eso no evitará que siempre exista un porcentaje altísimo de personas dispuestas  a invertir tiempo en buscar la forma de no pagar nada y más aún en un entorno como el de Internet donde muchas cosas ya son gratis (hasta el software de ofimática… ¿queda alguien que aún piratee Office?)

Cambiar la Ley de Propiedad Intelectual se me antoja algo complicadísimo. Demasiados actores, demasiados lobbies, demasiados intereses. Estaríamos años discutiendo.

Nos quedaría una tercera vía: adaptarse al mercado y a los hábitos de consumo actuales. Esto es lo que niegan, una y otra vez, los defensores de la LPI. No solo no quieren revisar la Ley, no quieren ni siquiera oír hablar de modelos alternativos al actual. Por supuesto están en su derecho de querer cobrar cada vez que alguien escuche su canción o lea su libro pero tal vez si tuvieran la mente un poco más abierta encontrarían otras formas de hacer negocio. Recomiendo la lectura de este post de Paulo Coelho donde habla de SOPA y las descargas.

Existe un modelo de negocio posible en la Red. Si algunas empresas que gestionan contenidos a base de bits han conseguido hacer dinero significa que es posible. En lugar de dedicar tiempo y dinero en buscar alternativas raras y quejarse por la piratería, las empresas podrían dedicar esfuerzos en analizar por qué la gente ha cambiado la forma de consumir su producto, cómo debería entregárselo ahora y cómo conseguir una fuente de ingresos que sustente el modelo. Si no compramos periódicos o no pagamos por el acceso a la información de la prensa es porque Internet ya nos ofrece ese producto en infinidad de sitios. Mientras caen revistas de papel algunos blogs consiguen generar ingresos suficientes para mantener sus ligeras estructuras (otra cosa sobre la que deberían reflexionar las empresas editoras de prensa). Y los usuarios, que son los que pagan y mandan, están satisfechos.

No creo que resulte tan difícil entenderlo. Estamos ante un avance tecnológico que afecta directamente a los hábitos de consumo, a las costumbres y a la cultura de la humanidad en general. Si hasta hoy todos los avances que supusieron la desaparición de profesiones y tareas tradicionales y, por lo tanto, pérdidas de empleos fueron casi acogidos con alegría por las grandes empresas tradicionales ¿De qué se extrañan ahora? ¿Dónde está la diferencia?

Lo único cierto  es que hoy copiar y compartir un archivo es muy fácil. Así que hay que poner aún más fácil y más accesible el que no tengas que piratearlo. Parece lógico, ¿no?

Soy consciente de que resulta más fácil mantener lo que tienes y que da miedo lo que no conoces pero o te adaptas pronto o te adaptarán a la fuerza. Eso deberían saberlo todos los que gestionan empresas.

¡Que tengáis una feliz semana!

Nota 1: Cada día parece más evidente que los que redactan leyes como la SOPA son personas que tienen poco conocimiento de lo que pasa en Internet y de cómo la gente lo usa. Pero les ocurre lo mismo a muchos gestores de empresas 😉

Nota 2: Quería aprovechar para agradecerle al FBI su labor. Ha conseguido que un montón de empresas que dudaban si ir o no a la nube ya tengan claro que no lo harán. Y eso también afecta económicamente a muchos modelos de negocio en la Red. ¡Gracias majetes!

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Comentarios (2)

Hola David,

Coincidimos, claro. Quería hacer énfasis en tu segunda nota, el daño que están haciendo los lobbies tradicionales en otras industrias y negocios más adaptados a las nuevas realidades, que de eso no habla nadie. Si nos posicionamos en defender a la industria defendámosla a toda, no?

Ah, que no iba de eso, eso es lo que nos contaban para decir «quiero mi queso y el resto que se fastidien». Pues que se lean el libro, a ver si aprenden algo.

Gracias por el comentario Pat. Sí, parece que lo del Queso solo tiene sentido cuando interesa. Se han leído el libro, quizás pirateado ;), pero no va con ellos. Es aquello de «en casa de herrero…». ¡Cuanta energía estamos gastando en todo esto!

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