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No hay publicidad intrusiva en los medios sociales ¿o sí?

Uno de los argumentos que más se utiliza para defender el formato de publicidad en medios sociales, especialmente en redes, por delante de los canales tradicionales es lo que algunos llaman “publicidad intrusiva”. Según esta teoría, en los medios sociales no “sufrimos” lo que sí ocurre en medios como la TV o la radio que cuando estás en medio de lo mejor de tu programa favorito ¡zas! un anuncio aparece para cortarte el rollo. Si bien este (fácil y simple) ejemplo es cierto, lo que ya no tengo tan claro es que no haya publicidad intrusiva en los medios sociales. Quizás no venga de las marcas, básicamente por las limitaciones que las redes imponen a empresas que usan debidamente las redes (no a aquellas que se crean perfiles personales con el fin, la mayoría de las veces, de tener más acceso a poder “atacar” a los usuarios), pero sí puede venir por parte de otros usuarios.

Pondré otro ejemplo fácil con Facebook. ¿Cuántas invitaciones a Causas os cuelgan en vuestros muros? ¿En cuántas fotos de arbolitos de Navidad o de osos de peluche o de frases profundas sois etiquetados? Dependiendo del tamaño de tu red, en muchas. La semana pasada colgaron en mi muro unas 9 invitaciones a Causas, recibí 4 invitaciones a Klout, 2 peticiones de My Calendar y alguna que otra aplicación más. Tengo una cantidad enorme de aplicaciones pendientes de aprobar enviadas por mis amigos.

Evidentemente Facebook, y cualquier otra red, permite que pasen estas cosas porque su objetivo es viralizar al máximo los contenidos para que la plataforma sea cada día más social, más interactiva. Lógico, es una red social, ¿qué esperabais? Pero Facebook propone y los usuarios disponen. De nosotros depende si queremos viralizar un mensaje y llenar el muro de un amigo de mensajitos o preferimos hacer un uso “más prudente” de los medios a nuestro alcance. Nada que objetar al funcionamiento de Facebook empezando porque la herramienta es gratuita y, en principio, los usuarios no tenemos derecho a decirle como tiene que hacer las cosas. Nos podrán gustar más o menos pero, en este último caso, siempre podemos irnos a otros lugares menos invasivos en su funcionamiento.

Pero, claro, algunos usuarios sí hacen un uso, a mi gusto, excesivo de esta funcionalidad de Facebook y a nosotros nos toca ir detrás de estas cosas para “arreglar” aquello que no nos gusta – En mi caso tengo la configuración de privacidad ajustada a que las publicaciones que mis amigos cuelgan en mi muro solo las vea yo y, de este modo, evito que mi muro sea un caos. Solo abro mi muro el día de mi cumpleaños. – Yo uso mi Facebook tanto de forma personal como profesional pero “mi muro” es mío (sí, vale, es de Facebook que me da la posibilidad de decidir casi 100% como quiero usarlo y que lo usen mis amigos) y no me gusta recibir este tipo de publicidad intrusiva aunque sea para causas tan nobles como luchar contra el maltrato animal o tener guardado el cumpleaños de la duquesa de Alba.

Así pues es verdad que las marcas no pueden hacer publicidad intrusiva en las redes sociales pero tus amigos y contactos sí. Una vez más se impone la palabra RESPETO y se hace más necesario el aprender a usar las redes y sus funcionalidades de forma RESPONSABLE. No digo con esto que me disguste sobremanera recibir este tipo de publicaciones, digo que en exceso es irritante y consiguen justamente el efecto contrario al que buscaba quien me la compartió. Hay diversas maneras de viralizar contenidos sin “molestar” a tus amigos:

  1. Construir una red lo más grande posible y así tener más posibilidades de que lo que cuelgues en tu muro sea visto por más gente en términos absolutos.
  2. Asegúrate de que, si vas a hacerlo bastante, lo hagas con «amigos de verdad», no lo hagas de forma indiscriminada (que son los que más molestan).
  3. Piensa a quien le publicas en su muro. Asegúrate que él/ella estará de acuerdo con que se lo cuelgues (si has entablado una relación más o menos robusta no te será muy difícil saber sus inquietudes y gustos).
  4. Enviar mensajes privados (que es un mal menor, no la solución idónea, claro).
  5. Construir tu red con gente afín a tus gustos. Si yo estuviera en Facebook porque quiero compartir cosas relacionadas con la música está claro que no me importaría que me colgaran cualquier tipo de publicación relacionada con la música.
  6. Limitar el número de publicaciones que vas a compartir en los muros de la gente. Tampoco es una solución idónea, pero seguro que hay cosas que crees que merecen mayor divulgación que otras. Si eres menos “pesadito” quizás consigas que no te eliminen de la lista de amigos.

Creo que de los usuarios depende que las redes sigan siendo lugares para compartir información, conocimiento, “fiscalizar” a marcas e instituciones, movilizar a la gente o, simplemente, establecer relaciones de amistad. Si nos pasamos dos pueblos, como pasa demasiado a menudo, nos cargaremos la, posiblemente, herramienta más potente que hemos tenido nunca las personas para dejar de ser meros espectadores de lo que pasa en el mundo.

¡Feliz semana! (en mi caso ha sido cortísima por el puente en Catalunya).

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Comentarios (2)

Muy cierto lo que dices. Cuando la red es amplia el chorreo de aplicaciones, invitaciones y demás es ingobernable. Yo también abro el muro solo el día de mi cumpleaños. Y procuro tener en privacidad y bloqueado todo lo que puedo. Y solo en ocasiones etiqueto a alguien, porque la foto es de la persona o puede ser de su gusto e interés.

Pues sí, Mertxe, lo que hay es, a menudo, un chorreo, como tu muy bien dices. 😉

¡Gracias por el comentario!

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